En la galaxia que conoces, existe una raza de seres superiores que simulan ser dioses. En secreto, se nutren de la energía que producen otros seres conscientes; en concreto, se alimentan de la fe. Como parásitos, se sustentan de todas las civilizaciones autoconscientes de diferentes galaxias del universo, y adaptan sus modos y formas de extraer este alimento, según la cultura de los habitantes de cada lugar.
Los profetas de las religiones existentes en la Tierra fueron seres creados por ellos, híbridos o quimeras con una misión: canalizar la energía de la fe para alimentarlos; a cambio, los instruían en formas de convivencia y les daban estabilidad, para que tuvieran una existencia completa y placentera. Mediante este trueque, hacían creer a los humanos y a otras civilizaciones que sus cortas vidas tenían sentido.
Cada cierto tiempo, los dioses diseñaban nuevos profetas, nuevos híbridos o quimeras —como lo fueron Cristo o Buda—, que llevaran esperanza a diferentes pueblos y civilizaciones. Casi con precisión milimétrica, los supuestos dioses conseguían su cometido, aunque siempre existe la posibilidad de que haya un error en el proceso.
Esta es esa historia, la historia del error de los dioses, la historia de Thiram, el híbrido que rompió el proceso; el ser que destruyó a esta raza superior: el Daño de Dioses.
Contexto espacio-temporal
Esta historia se desarrolla en tres planetas de la galaxia: la Tierra, Qaion y Orz. La cercanía de Qaion y Orz al agujero negro de la galaxia —y la lejanía con la Tierra— implica que en estos dos planetas el tiempo pasa más despacio que en la Tierra; la última guerra civil entre el pueblo vamp y kant, coincide con el nacimiento de Thiram, el Maldito.
En el índice hay un encabezado de la época de la tierra en la que sucede la acción en cada episodio o grupo de episodios.