7 años ago

43.Arnuya

El silencio era como una cárcel, pero la obligación y el deber pesaban demasiado para ella. Por eso, Arnuya nunca tuvo la posibilidad de luchar de otra manera contra el mal sino en soledad y silencio.

Al igual que Karel, el kant albino, Arnuya nació con unas imágenes precisas, impregnadas en su mente, de lo que iba a acontecer en el futuro. Había sido obsequiada por los dioses con ese don, pero, no solo eso, también era capaz de leer las mentes y modificar la materia. Arnuya era la mayor manifestación de los dioses en el mundo físico en esa época.

Desde su infancia, junto a sus dos hermanos, fue consciente del destino que volaba sobre Argón y Argol, pero el hecho que más le pesaba había sido la carga emocional que cargaba su padre, Argum: sus trillizos, algo antinatural, acababan de matar a su noble esposa vamp en el parto. Este advenimiento sucedió justo al acabar la guerra contra el rey Aullador, donde Sirium el gobernador, lo había licenciado con honores tras lesionarse las alas y su brazo bueno, con el que hasta entonces había manejado la garra. Lo más terrible no había sido el dolor físico, sino las emociones con las que cargaba el guerrero; venía de una contienda donde luchó, mató y se hirió mutuamente con amigos kant de la infancia, una losa de dolor con la que cargaría siempre. Pese a todo, Argum dio prioridad al amor y a la educación de sus tres hijos, con los que tuvo que lidiar solo.

Cuando los veía, Argum recordaba mucho el único encuentro que tuvo con el viejo visionario Ojo Agudo, un encuentro casual en la corte, en el que el que el anciano guía lo miró y le enseño tres dedos, con una sonrisa… Desde siempre, Argum había temido a los magos y aquello no parecía ser una coincidencia. Por eso, cuando recibió la venia con la petición de Cho el Oscuro, Argum supo que su destino lo alcanzaba y le dio un vuelco el corazón.

Sin palabras, el Visionario Cho intentó hablar con Arnuya en su mente, mientras este parecía ignorarla y dedicar tiempo a Argol. Intentó inculcarle largo y tendido sobre el devenir de los acontecimientos, sobre el enemigo, sobre el Único y el Ancestro, sobre tomar partido o dejar que sucediera todo, sobre la responsabilidad, sobre guardar secretos y la discreción que los salvaría. El Visionario nunca tuvo una respuesta de Arnuya la silenciosa, pero parecía intuir que ella tenía el don más desarrollado que sus hermanos.

Encontrar a Bum Bum fue un regalo, pues el bart tenía ligeras y rudimentarias conversaciones psíquicas con ella, en las que le hablaba de sus gentes acuáticas. Le había explicado cómo, tras un gran temporal y grandes corrientes, fue a parar al río de la casa del glob de Argum, y que pensaba quedarse con ellos siempre. Aunque estaba lejos del hogar, Bum Bum era feliz con su nueva familia y se adaptó rápido al traje transparente y esférico que había creado Frehac para él.

A lo largo del tiempo, pese a su juventud, fue consciente de la vigilancia que ejercía el Maldito en todos los acontecimientos de Qaion, pues sentía su maldad flotar alrededor de todo, como miles de ojos malignos observando.

El día que los orz atacaron Qaion, fue Arnuya la que animó a Bum Bum a atacar a los orz que luchaban con su padre.

Ya en la corte de los vamp, tuvo que soportar las miradas lascivas y la persecución constante de Chank, el falso visionario, al que esquivaba como podía o bien influía en las mentes de las personas que estaban cerca para que lo distrajeran o lo requirieran.

Estuvo tentada de proteger a Argón cuando le cortaron las alas, pero en su propia visión supo que el Único que vendría de la Tierra no tendría alas, por lo que cargó con ese peso, pensando en un bien mayor. Lo mismo pasó con la maldición que pesaba sobre Argón. Chank había usado su poco poder de visionario para maldecirlo y ella se mantuvo al margen. Sin embargo, cuando desterraron a su hermano, con todo su ser, lanzó al profundo espacio-tiempo un mensaje de ayuda que el maestro Gyo-ko captó. Justo cuando Argol iba a partir a la Tierra, impregnó su mente de la imagen del lugar donde podrían encontrar a Argón.

Ya con el Único y el Ancestro en Qaion, Arnuya supo que su destino se acercaba. Tras su encuentro mágico con León, al que llevaba esperando desde siempre, supo que de ellos nacería Arlón, el Único.

En medio de la batalla final, mientras daba a luz a su hijo, pidió a su amigo Bum Bum que solicitara ayuda a su pueblo, los bart, impregnando al ser escamoso una imagen de la destrucción de su amado planeta, para que los seres del agua lo entendieran.